Aunque esta es una buena razón para tomarse veinte minutos al día para
desayunar, no debería ser la única.
Según un estudio hecho hace poco, los hombres de mediana edad que se saltan el desayuno tienen más posibilidades de tener un ataque al corazón
o sufrir problemas cardiacos.
Una de las razones por las que esto
ocurre es que, por lo general, la clase de alimentos que ingerimos
durante el desayuno, como los cereales, suelen ser más saludables que
los que consumimos en la comida o en la cena. Estos proporcionan a lo
largo del día una sensación de saciedad que, además, evita que acudamos
constantemente a la nevera a picotear (o, en su defecto, a la máquina de
vending del trabajo).
Sabemos que para rendir a lo largo de la jornada laboral tener la tripa llena desde primera hora
es un factor indispensable, pero ahora también los nutricionistas nos
recuerdan que, si nuestro objetivo es perder peso, debemos preocuparnos
por desayunar bien.
Según un estudio publicado en el último número de la revista Obesity,
un desayuno contundente puede contribuir a nuestro adelgazamiento. Como
indica la investigación realizada por un conjunto de nutricionistas de
la Universidad de Tel Aviv, consumir la mayor parte de calorías del día a
comienzo de la jornada engorda sensiblemente menos que hacerlo durante
otros momentos del día, como el mediodía o la noche.
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